Qué hacer con las emociones y sensaciones incómodas

Evitar lo que sentimos no funciona

Las personas vienen a verme por motivos muy distintos, pero todas comparten algo: no quieren sentir lo que sienten. Algunas están tan desesperadas por librarse de esas sensaciones y emociones incómodas que han probado prácticamente de todo:

  • Distraerse con drogas, comida, apuestas o distracciones más “inofensivas” como el trabajo o Netflix.

  • Evitar, posponer o retirarse de situaciones y retos.

  • Intentar convencerse de que no se sienten así, planear para cualquier posible contratiempo o repetirse frases positivas.

Estas estrategias ofrecen un alivio momentáneo, pero esas sensaciones y emociones acaban regresando una y otra vez. Y, a menudo, las propias estrategias que utilizamos para librarnos de ellas terminan empeorando las cosas a largo plazo.

¿Y si hubiera otra manera de afrontarlo?

Una propuesta contraintuitiva

Voy a proponerte algo que puede sonar revolucionario y que, desde luego, resulta poco intuitivo. ¿Y si la solución no fuera huir del dolor, sino acercarnos a él?

Lo sé: da miedo. Puedes temer sentirte desbordado o incluso perder el control. Hace falta valor y un acto de confianza para mirar justo donde duele.

Por qué acercarse al dolor

Lo que sugiero es que prestes atención a esas emociones y sensaciones incómodas con curiosidad. Son señales de que algo no va bien y de cómo podrías abordarlo.

Si te sientes bastante estable, quizá puedas hacerlo por tu cuenta. Si no, lo más recomendable es contar con apoyo profesional para hacerlo de forma segura.

No se trata de revivir mentalmente experiencias traumáticas, ya que eso puede ser retraumatizante. Tampoco de dar vueltas una y otra vez al pasado o dejarse arrastrar por pensamientos de preocupación, porque eso solo te hundiría más. Lo que propongo es prestar atención a la experiencia presente, a lo que notas aquí y ahora. Anclados en el presente, podemos mirar al pasado sin peligro.

Escuchar al cuerpo con curiosidad

Ese nudo en la garganta… esa sensación de miedo en el cuerpo, ¿qué quieren decir? Y esperar a que llegue una respuesta, no pensándola, sino dejando que surja de dentro: ¿qué sabe mi cuerpo de todo esto?

A este modo de escucharse en profundidad, de consultar al cuerpo en busca de respuestas, se le llama Focusing. Es una habilidad que se puede aprender y que aporta claridad sobre lo que realmente nos pasa y cuál es la mejor manera de seguir adelante.

La sorprendente paradoja del alivio

La paradoja es que atender a estas experiencias internas incómodas suele producir alivio, como descubren con sorpresa muchas de las personas con las que trabajo, porque el cuerpo libera tensión. Es como si, al sentirse escuchado, pudiera por fin soltar lo que llevaba tiempo reteniendo.

El miedo a mirar hacia dentro

Mucha gente teme mirar en su interior, temiendo descubrir que, en el fondo, son tan malos como le hicieron creer sus cuidadores.

Pero, en mi experiencia, lo que suelen encontrar es justo lo contrario: que en esencia son buenos. Esto abre la puerta a una nueva manera de relacionarse consigo misma, con más autocompasión, que se extiende a todas las áreas de la vida.

Además, cuando uno aprende a revisar con regularidad cómo se siente y a prestar atención a esas emociones y sensaciones corporales incómodas, deja de necesitar esas estrategias poco útiles que servían para evitarlas.

De la lucha interna a la conexión con uno mismo

Intentar no sentir lo que sentimos nos pone en lucha con nosotros mismos. Entramos en guerra con partes de nuestro ser. Nos desconectamos de nuestras emociones, de nuestro cuerpo.

En cambio, mirar hacia dentro de forma regular favorece la conexión y la confianza en uno mismo, conforme vamos comprobando que podemos soportar lo que la vida nos pone por delante y encontrar la manera de seguir adelante.

¿Quieres apoyo con esto?

Puedo acompañarte en el proceso de dejar de evitar tus emociones y aprender a utilizarlas como guía.

Next
Next

What to do with uncomfortable feelings and body sensations